Pacientes esperan 8 años por una cirugía en el Instituto de Cardiología, que sufrió un recorte de 161 mdp para 2025
- sumario7redes
- 9 jul
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El Instituto de Cardiología enfrenta una política de recortes para hospitales que continúa en el gobierno de Sheinbaum y el reto de atender gratuitamente a todos los pacientes sin seguridad social que lo requieran, pero con 161 mdp menos que en 2024.
Desde los 8 años y hasta los 15, José Miguel tuvo la misma rutina. Cada mes, de la mano de su madre, recorría cuatro horas desde Teoloyucan, Estado de México, al Instituto Nacional de Cardiología en Tlalpan, en la Ciudad de México. Fueron 96 viajes siempre con la esperanza: que un día lo operaran y, que por fin, dejara de tener miedo por correr o hacer un esfuerzo que le costara la vida.
Cuando iba en tercero de primaria le detectaron una anomalía venaria y necesitaba una cirugía para corregir una válvula cardiaca. De no hacerlo, le explicaron a su madre, con el tiempo sus pulmones no tendrían suficiente aire y necesitaría oxígeno de manera permanente. La razón de vivir así es que “no había lugar” y tendrían que esperar hasta que tocara su turno para ser operado. Por eso iban cada mes a intentarlo.
“Era angustiante porque cada vez que yo venía decía, ‘no, esta vez sí hijo’, y él me decía ‘no, mamá, ¿para qué vamos? Si nos van a regresar’. Y yo le insistía: ‘no, es una lucha que no podemos dejar. Tenemos que estar ahí para que ellos vean que nos interesa tu salud, para que ellos vean que tú lo necesitas”, dice Isabel Chávez, su madre, entre lágrimas.
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Se trató de una carrera de resistencia, no sólo por lo rutinario, sino por soportar la frustración de regresar a su casa sin siquiera una fecha de esperanza durante 96 meses. “Yo decía, ‘ya mi niño tiene nueve, ya mi niño tiene 10, ya cumplió 15 años y no tiene una respuesta”.
Peor aún cuando se atravesó la pandemia de Covid 19, entre 2020 y 2021, que retrasó todas las atenciones de especialidades en hospitales como este. Pero aún pasada la crisis sanitaria, José Miguel tuvo que esperar cuatro años más.
En la visita de enero de 2025, “gracias a Dios me dijeron que afortunadamente tenían espacio y lo iban a detener”. A los ocho días, por fin lo operaron y el procedimiento fue exitoso.
Isabel ha pasado ocho días durmiendo en el camellón frente al hospital mientras su hijo ha estado internado. No es práctico, por las cuatro horas de ida y otras cuatro de vuelta, ni por el costo del pasaje que ella regresara a su casa todos los días. Al principio, se quedaba en la banqueta con una cobija, pero luego, otras mujeres que tendieron casas de campaña también a la espera de sus familiares, la invitaron a quedarse con ellas.





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