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“No traigo todo, pero puedo darles la primera atención”

  • sumario7redes
  • 17 oct
  • 2 Min. de lectura

ENFERMERA RECORRE LAS CALLES DE POZA RICA OFRECIENDO SUS SERVICIOS

Entre calles cubiertas de lodo y restos de muebles apilados, una mujer de uniforme verde olivo camina con paso firme. Es la primer maestre del servicio de sanidad naval, Claudia Valdés Marín, enfermera del Hospital Naval de Tuxpan, comisionada a la Brigada de Infantería en apoyo al Plan Marina.
Entre calles cubiertas de lodo y restos de muebles apilados, una mujer de uniforme verde olivo camina con paso firme. Es la primer maestre del servicio de sanidad naval, Claudia Valdés Marín, enfermera del Hospital Naval de Tuxpan, comisionada a la Brigada de Infantería en apoyo al Plan Marina.

“Empecé mi recorrido casa por casa para asegurarme que estén bien, que, si requieren algún apoyo, se les dé”, señaló, luego de pasar a un hogar en la colonia Lázaro Cárdenas, en Poza Rica, Veracruz, a preguntar si alguien necesita alguna ayuda médica.

  • El Dato: Integrantes del Ejército remueven escombros y limpian calles en la colonia Infonavit Gaviotas, de Poza Rica, Veracruz, que resultó afectada por las intensas lluvias.

SU VOZ ES PAUSADA, PERO FIRME. Desde hace varios días, Claudia recorre las colonias afectadas por el desbordamiento del río Cazones, brindando atención médica, acompañamiento y una palabra de aliento a quienes lo perdieron casi todo.

El calor pega sin clemencia y el olor a humedad se mezcla con el de la cal y el desinfectante. Cada jornada, explicó, realiza alrededor de 30 atenciones médicas: heridas cortantes, infecciones y hasta mordeduras de animales desplazados por la creciente.

“Una señora me dijo que un cocodrilo le dio un colazo, estaba bien lacerada de la pierna”, contó mientras recorría este miércoles las calles afectadas por las anegaciones.

No se inmuta ante el cansancio; sabe que en cada visita hay una historia que necesita escucharse y una herida que no puede esperar.

Lleva consigo lo indispensable: material para primeros auxilios, sueros, ungüentos, algunos antibióticos de primera respuesta. “No traigo todo un tratamiento completo, pero al menos puedo darles la primera atención. Ya después, si es necesario, los llevamos a un hospital”, dijo.

Su labor va más allá de la medicina: orienta, consuela de alguna forma, gestiona despensas y coordina evacuaciones. “Si hay adultos mayores, veo en qué casa requieren apoyo y me dirijo con mis compañeros para que se les dé el apoyo.”

El cansancio físico se disfraza con vocación. A ratos, Claudia interrumpe su camino para invitar a los vecinos a vacunarse contra el tétanos y la hepatitis.

“La Marina va a pasar en la tarde a entregar despensas y agua”, anunció a Ramiro y Felipa, como si el mensaje también fuera una dosis de esperanza. Entre la devastación, su presencia es símbolo de empatía y servicio.

Mientras se aleja hacia la siguiente vivienda, el eco de su voz se mezcla con el ruido de las palas y las cubetas. Su misión, insiste, es curar, escuchar y acompañar. En medio de la emergencia, su figura se levanta como un recordatorio de que, incluso entre el fango, la humanidad sigue de pie


FUENTE: LA RAZÓN


 
 
 

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